SI YO SOY YO Y TÚ ERES TÚ, PODEMOS SER UN NOSOTROS
COMPARTIDO Y COMPARTIENDO. Y es la premisa para empezar un diálogo básico de cooperación
cuando queremos crear relaciones, familias, sociedades, países y espacios más
ricos. SI YO NO PUEDO SER YO, O TÚ NO PUEDES SER TÚ, SEREMOS UN NOSOTROS
DEMASIADO EMPOBRECIDO, UNILATERAL, CADUCO O REPRIMIDO.
Y qué día mejor que hoy 12 de septiembre, el día siguiente de la Diada Nacional
de Catalunya, para hacer esta reflexión. Una fiesta que por tercer año
consecutivo refleja de manera pacífica pero firme la voluntad de un pueblo que
QUIERE SER y que quiere decidir, con respeto y libertad, sobre CÓMO QUIERE SER.
Y hecho este inciso de apasionada de mi país, nos podremos dar cuenta que el
que aprendemos a nivel individual también lo podemos aprender a nivel colectivo
y viceversa.
Podríamos empezar explorando QUIÉN SOY YO. Creo que hay un SOY que es innato
pero también un SOY que es adquirido. Y los dos son dinámicos y evolucionan a
través de nuestras experiencias, aprendizajes, retos, intercambios, voluntades,
acciones e intenciones para construir quien SOY a cada momento. Este yo SOY
innato seguramente contiene muchos potenciales por desplegar. Hay semillas
innatas que no encontrarán tierra para germinar o no a todas les daré
oportunidades para hacerlo.
Los dos yos contienen miedos, bloqueos, patrones
coherentes y patrones incoherentes, anhelos, una estructura mental particular,
unas necesidades emocionales determinadas y una manera de hacer, de decir, de
sentir y de vivir. Y a medida que vamos madurando, vamos modelando, superando,
aceptando, transformando e incorporando nuevas maneras de funcionar más
coherentes que nos acercan a ser quién queremos ser. Es un camino heroico, un
camino de evolución personal que describe HACIA DONDE VOY Y QUIEN ME ACOMPAÑA.
Para empezar este camino quizás habrá que hacernos un montón de preguntas tales
como: ¿Qué me hace diferente a los otros? ¿Qué me hace único? ¿Qué me hace
igual a los otros? ¿Qué comparto con los otros? ¿Quién soy? ¿Quién quiero ser? ¿Soy
el responsable de desarrollar mis potenciales? ¿Me siento prisionero de quién
soy? ¿Siento que puedo cambiarlo? ¿Me etiqueto en lo que hago? ¿Soy lo que hago
o soy mucho más? ¿Uso quién soy? ¿Cómo? ¿Y en qué? ¿Qué aporto a los otros? ¿Quiero
regalar en el mundo quién soy? ¿Cómo? ¿Soy responsable de que el mundo sea o
deje de ser de una determinada manera? ¿Qué papel tengo o quiero tener en este
reto o deber de? ... Y es que estas preguntas no tendríamos que dejárnoslas de
hacer nunca, ni como individuo, ni como pareja, ni como padre, hijo o hermano,
ni como amigo, ni como ciudadano de un país.
El siguiente paso, seguramente es tener conciencia que al otro también le pasa
todo esto por la cabeza o por el corazón y hay que aprender a gestionar
coherentemente y constructivamente estas dos realidades (yo y tú) desde la
conciencia de la diversidad, el respeto, el amor y la cooperación, para
reconocer otra realidad individual, el TÚ, y a la vez construir una realidad
más grande, que es lo NOSOTROS.
La construcción de esta realidad, pero, dependerá de si hay un diálogo auténtico,
cooperativo, respetuoso e inclusivo. Y si no es así, quizás tendremos que tomar
alguna decisión sobre quien nos acompaña!
Y finalmente si entre los dos hemos sido capaces de construir un nosotros, ¿porque
no vamos a ser capaces de construir un nosotros que ya incluya tantos QUIÉN SOY
cómo queramos o podamos? Es trabajo para toda una vida pero también trabajo
para cada instante de esta vida y cuando antes seamos conscientes antes nos
pondremos en marcha. Porque si podemos incidir en quien SOY también podremos incidir
que QUIÉN SOMOS COMO HUMANIDAD.
TODO UN RETO, ¿NO? PERO CÓMO SERÍA DE DIFERENTE EL MUNDO SI TODOS NOS
ATREVIÉRAMOS A TRABAJARLO DESDE EL CORAZÓN!!!