domingo, 1 de marzo de 2009

¿HACE FALTA QUE DEFENDAMOS A LA ASTROLOGIA?






Quizás creeréis que por el hecho de ser astróloga, lo que quiero es defender la Astrología. Pero como iréis descubriendo, con este blog no intento hacer una defensa de ella sino más bien crear un espacio dónde reflexionar en voz alta sobre temas relacionados con nuestra actitud o nuestra manera de vivir la vida, individual y colectivamente, y como un conocimiento tan ancestral y misterioso como la Astrología también tiene cosas esenciales a decirnos.

Pero, volviendo a la pregunta, ¿hace falta que defendamos a la Astrología? ¿Necesita un conocimiento que nos ha demostrado que puede sobrevivir a 4000 años de historia que lo defendamos? En este artículo me gustaría reflexionar sobre nuestra relación con la Astrología.

Creo que no debemos asustarnos demasiado por su extinción, ya que ella misma nos ha demostrado su capacidad de adaptación y de supervivencia a través de los diferentes periodos históricos, sociales y culturales. ¿Por qué? Quizás porque está estrechamente atada a nuestra definición y evolución como humanidad, ha ido creciendo y adaptándose cómo y con nosotros y de cada uno de los periodos ha recogido aquello que le ha sido coherente y esencial.

Todos los tiempos han tenido astrólogos que han sido pioneros descubriendo, dentro o fuera de ellos, aquello que nos define como humanos, a nivel individual, colectivo y espiritual y también aquello que nos conecta con una realidad más grande y universal. Y la comunidad astrológica ha sido la encargada de ir modelando este conocimiento con sus experiencias cotidianas, algunas más reveladoras que otras.

A veces los astrólogos, especialmente los noveles, empezamos nuestras carreras astrológicas con cierto entusiasmo por demostrar lo útil y válida que es la Astrología o intentamos demostrar que la Astrología tiene el derecho a ocupar el lugar que le corresponde en el mundo académico. Otros se emperran a demostrar que la Astrología es o puede ser científica. Pero tal y como muy bien se ha sugerido desde el mismo entorno astrológico, quizás la Astrología ya se encarga de ocupar el lugar que por su naturaleza le corresponde. Quizás es un lugar que debe ser marginal, y cuando digo marginal quiero decir al margen de los conocimientos masificados, porque a veces la masificación desvirtúa aquello que es esencial. Incluso en los periodos más difíciles, en los cuales la Astrología ha sido perseguida y expulsada de los círculos académicos, como pasó a finales del siglo XVII, todo el XVIII y principios del XIX, esta no desapareció sino que permaneció latente de puertas a fuera pero activa en círculos restringidos, en los cuales se mantuvo el rescoldo de su esencia.

Malgastar tiempo y energía en defender la Astrología de según qué ataques, especialmente aquellos que provienen de círculos que creen tener la verdad absoluta y inamovible sobre la realidad y que viven su posición desde el monólogo, no es mi trabajo como astrólogo. Mi trabajo como astrólogo es velar para yo ejerza la Astrología con profesionalidad, responsabilidad, sabiduría y eficacia.

Y esto no quiere decir que no sea interesante o necesario reflexionar públicamente sobre la Astrología y sobre su relación con entornos científicos, académicos, sociales o culturales, pero siempre y cuando se pueda mantener uno “diálogo” respetuoso y enriquecedor para ambas partes.

Pero lo que sí creo que vale la pena y merece todos los esfuerzos necesarios es promover un concepto primordial que nos define como humanos y es a la vez uno de los principios esenciales de la Astrología. Y este principio es la aceptación y el respeto por la diferencia y, sobre todo, la capacidad de entender que diferencia y cooperación no son contradictorias sino que nos enriquecen a nosotros y al mundo en el cual vivimos. Y QUIZÁS APRENDER A VIVIR LA UNIDAD A TRAVÉS DE LA DIFERÈNCIA ES UNO DE LOS RETOS MÁS IMPORTANTES QUE TENEMOS DELANTE.

Y para terminar me gustaría explicaros un cuento de Khalil Gibran, que se titula El viajero. Este cuento lo relató la astróloga Melanie Reinhart en la Carter Memorial Lecture, el pasado 2007 en el Reino Unido. La historia dice así:
Un día el viajero fue llevado a un templo por su guía, para encontrarse con un hombre sabio que era ciego. El viajero le preguntó al sabio: ¿Cuanto hace que sois ciego? Y el sabio le respondió: Lo soy de nacimiento. Y el viajero le preguntó: ¿Cuál es vuestro camino hacia la sabiduría? Y el sabio respondió: Soy astrónomo... ( y mientras con la mano señalaba el corazón añadió) ... sigo los movimientos del Sol, la Luna y las estrellas aquí dentro.

Como dice Melanie Reinhart, “vivimos en un universo de participación, en el cual los movimientos del alma están íntimamente conectados con los movimientos de los cuerpos celestiales”. Y la Astrología participa y es un vehículo de esta conexión. Su esencia está tan ligada a nuestra esencia como individuos que es prácticamente imposible que desaparezca, porque esto significaría que una parte de nuestra humanidad y de nuestra participación con el Universo también habría desaparecido. Y SI ALGO DEBEMOS DEFENDER ES QUE ESTO NO PASE NUNCA.

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LA ASTROLOGIA SIEMPRE HA DESPERTADO ACTITUDES INTENSAS, DESDE LAS PERSONAS QUE LA VIVEN COMO UNA VERDAD INAMOVIBLE A LAS QUE LA VEN COMO UNA PROFANACIÓN A LA LÓGICA CIENTÍFICA. LA VERDAD ES QUE SIN UN CONOCIMIENTO PROFUNDO Y COHERENTE DE ELLA ES DIFÍCIL OPINAR CON CRITERIO Y SENTIDO COMÚN. ESTE ES EL MOTIVO POR EL CUAL UNO DE LOS PROPÓSITOS DE ESTE BLOG ES CREAR UN ESPACIO PARA CONOCER MEJOR LA ASTROLOGIA Y OTRAS DISCIPLINAS Y TÉCNICAS QUE SE RELACIONAN CON ELLA Y PROMOVER UNA REFLEXIÓN COHERENTE SOBRE SUS PRINCIPIOS Y PROPÓSITOS.